¿Mundo plano o puntiagudo? Economía creativa y desarrollo territorial

En el 2014 visitó Colombia el italiano-norteamericano Richard Florida. Su presencia es una nueva excusa para releer su libro Las Ciudades Creativas (2009, Grupo Planeta). ¿Cuál es la “forma” del planeta? ¿Es redondo? ¿Es cuadrado? ¿Plano? ¿Puntiagudo? ¿Todas las anteriores en simultánea? Aquí va un debate que va de lo geo-político y a la economía creativa.

Por: Paula Trujillo (@PaulaTrujilloPT )

* Imagen tomada de Wikimedia Commons

“Sólo el 20% más rico del mundo se ha apropiado del 100% de las ganancias de la globalización”.

FMI, 2007

¿Un mundo flat?

Del Flat Iron o los flats ingleses al “Flat World”. Este concepto fue popularizado por Thomas Friedman a través de su best-seller The World is Flat (2005). Un texto que analiza el fenómeno de la globalización a partir de la  metáfora del mundo como un campo de juego aplanado por el comercio, dando a todos los actores igualdad de oportunidades. Para Friedman las divisiones geográficas e históricas eran cada día más irrelevantes gracias en gran medida a la conectividad física y virtual hoy posible.

Para Friedman el planeta se había convertido en un gigantesco campo de batalla empresarial donde se podía innovar en cualquier sitio sin tener que emigrar, todo ello gracias a la tecnología. Era el momento del emprendimiento en cualquier ciudad y los empleos en el sector de la economía creativa de San Francisco estaban en riesgo frente a la pujanza de China o India.

Pero no sólo hablaba Friedman de un mundo flat, lo hacían también los periódicos, los gobernantes y los analistas, y todos usaban como ejemplo los contact centers (Edward E. Leamer los denomina “offshoring of mundane service activities”) o la producción deslocalizada de ciertos tipos de software (“not-so-mundane activities” también en opinión de Leamer).1  

Luego del boom y de volverse casi una frase fácil para economistas y no economistas, vino el periodo de análisis, de reacciones y si se quiere de críticas tanto a la metáfora del título como a su propuesta más profunda. Para autores como el ya citado Leamer la discusión sobre globalización se ha dado sobre el mercado de bienes y algunos servicios pero el fenómeno es sin duda más amplio por lo que no es ni tan sencillo ni tan obvio afirmar que el mundo es plano.

Edward E. Leamer ve la globalización como el aumento de la movilidad internacional de: los bienes; las personas; los contratos (incluidas las reclamaciones financieras); y los pensamientos (hechos, creencias e ideas –siendo éstas las más importantes para el autor-). Leamer reconoce además que “we have been here before”, recordando que aquella aparente competencia abierta no es un fenómeno nuevo como lo exponía Friedman. A mayor liberalización económica la renta se concentra más en menos manos (el tiempo y los indicadores lo han demostrado), impidiendo ese mundo más homogéneo y llano para todos.

Leamer concluye afirmando entonces que a pesar de lo poderosa de la metáfora, el mundo no es plano:

“Physically, culturally and economically the world is not flat. Never has been, never will be. There may be vast flat plains inhabited by indistinguishable hoi polloi doing mundane tasks, but there will also be hills and mountains from which the favored will look down on the masses. Our most important gifts to our offspring are firm footholds on those hills and mountains, far from the flat part of the competitive landscape. Living in the United States helps a lot, and will continue to.”.

Y si no es plano, ¿cómo será entonces el mundo?

¿Un mundo puntiagudo?

“Para ser más exactos, es plano y puntiagudo al mismo tiempo. La clave para entender la globalización reside en comprender que se están dando dos fenómenos a la vez: mientras la actividad económica se descentraliza a lo largo y ancho del planeta, asistimos a la concentración de la creatividad y la innovación en grandes regiones económicas”.

Richard Florida

Tom Peter en el libro In Search of Excellence (1982) afirmó ya que “el mundo no es plano. Ahora la ubicación tridimensional no es menos importante que antes, sino más”. En esta economía 3D, las ganancias económicas que se generan en las ciudades emergen cuando individuos inteligentes y con talento viven en proximidad, algo particularmente cierto para el amplio campo de la economía creativa.

Volviendo a Las Ciudades Creativas de Richard Florida, el autor propone la pregunta por el dónde vivir como una de las tres decisiones más importantes que todo ser humano debe tomar en su vida. Las otras dos son con quién y dedicándose a qué. La reflexión surge del cuestionamiento a la “promesa” que hizo la tecnología de reducir nuestra dependencia de las ciudades, especialmente en un momento en que el crecimiento de éstas se ha convertido en uno de los dolores de cabeza de los planificadores urbanos, lo que acarrea fenómenos como congestión, ausencia de suelos urbanizables, carestía en la vivienda, contaminación, etc. Este acelerado metabolismo urbano plantea desafíos obvios y cotidianos a la gestión pública urbana. 2

Florida propone entender los tiempos actuales como de descentralización en muchos ámbitos. Pero en simultáneo se produce un movimiento de “re-centralización”, en particular en los sectores de alto valor añadido como el de la economía creativa. Es por eso que el autor afirma que “cuando pensadores como Friedman se centran en cómo la globalización extiende la actividad económica (su fuerza centrífuga), pasan por alto la realidad de la concentración (la fuerza centrípeta)”

Siguiendo con Florida, en la actualidad –aunque quizás ha sido siempre así– el talento, la innovación y la creatividad, los factores principales de la economía creativa, no están distribuidos de manera uniforme a nivel global. Por el contrario, dichos factores “se concentran en lugares específicos”, lo que evidencia el poder de la fuerza de agrupación. A juicio del autor “en la actual economía creativa, la verdadera fuente del crecimiento económico procede de la concentración y del aglutinamiento de personas productivas y con talento”.

Hoy pues el lugar es más importante que nunca. La ubicación geográfica es, de hecho, más importante para la economía global y para los ecosistemas de la economía creativa que nunca antes.  Los supuestos efectos niveladores del comercio o la tecnología no han bastado y cada día es más clara la tendencia a la urbanización generando el ya mencionado crecimiento explosivo de las grandes capitales del mundo.

“La ubicación sigue siendo importante (…)  cuándo más móvil se vuelve todo, más importante resulta la localización”.

Michael Porter

Florida demuestra en sus investigaciones cómo la economía global actual está impulsada por una reducida cantidad de lugares. El autor, por ejemplo, revisa la relación entre el número de patentes en los centros mundiales de innovación en economía creativa, regiones líderes como Tokio, Seúl, New York y San Francisco.  La evidencia da cuenta de un mundo que, a juicio del autor está compuesto por cumbres y por valles de innovación.

También aborda el tándem innovación comercial y avances científicos a partir del estudio de Zucker y Darby (2006) sobre la ubicación de 5000 científicos mostrando altas concentraciones en la Costa Este y la Oeste de USA, además de Londres, Ámsterdam, París y Japón. Y por último se aborda la relación entre innovación y capital inversor, y se recuerda la regla de los 20 minutos: la distancia de transporte máxima que debe haber entre el espacio de trabajo de los emprendedores y la sede física del capital de riesgo que les apalanca.

Mega-regiones

Florida nos propone pasar de la escala de estudio “ciudad” a la escala “mega-región”  y la define como la unidad económica fundamental de nuestra época-. Para él hay cuatro tipos de territorios:

1. Aquellos que generan innovación “dura” y conocimiento nuevo, y atraen talento global. Son lugares donde las ideas circulan con facilidad. Además de competencia, entre los lugares que hacen parte de esta categoría hay dinámicas constantes de intercambios reales en igualdad de condiciones que a veces generan que 1+1 no sea dos sino mucho más. “Los habitantes de los picos suelen estar más conectados entre sí” según Florida.

Los habitantes de estos picos y que están interconectados con otros, han sabido elegir la ubicación más pertinente a sus ambiciones aunque viajen y se desplacen constantemente para regresar siempre a su “base de operaciones”. Esto es lo que el autor denomina la Clase Creativa que para él está constituida por unas 150 millones de personas en el planeta. Para Florida esta “poderosa agrupación del talento” hace que el mundo sea puntiagudo.

Añade que “aún no hay más que una docena de lugares en todo el mundo que generen una innovación significativa. Estas pocas regiones tienen ecosistemas con universidades punteras, empresas potentes, mercados laborales flexibles y capitales de inversión que atienden a las demandas de innovación comercial”( p. 36).

2. La segunda categoría se define como aquellos lugares que usan la innovación y la creatividad ya establecidas (concebida desde los “picos” antes mencionados), para producir bienes y servicios. Son las cumbres emergentes.

3. Encontramos aquí las megaciudades en desarrollo con gran potencial y que empiezan a sonar con fuerza por su densa población y/o sus dígitos recientes de crecimiento en el PIB,  pero en las que hay altos niveles de pobreza y de tensión social, barreras o al menos inquietudes en su proceso para convertirse en una megaregión. Éstas corresponden a los países emergentes que están en alza pero con preguntas profundas sobre la equidad, la tolerancia y la independencia.

4. Las zonas rurales y otras poco vinculadas a la economía global.

Bajo esta clasificación que propone, Florida destaca el rol de las megaregiones con poblaciones que van desde los 5 millones a los 100 millones de habitantes. Éstas se definen por “ser un área de luz continúa con más de una ciudad o región metropolitana importante (…) [y] producir más de 100.000 millones de dólares en LRP (Producción Económica Actual basada en la Luz)”.

Según esto para Florida hay 40 territorios que cumplen estas condiciones. Quizás deberíamos pasar de hablar de la economía de las ciudades a la economía de estas megaregiones. 3  Sin embargo, los picos se han dispersado más y las cimas y los picos emergentes han proliferado y han cambiado de lugar. El mayor reto político actual es pues “gestionar las desigualdades entre las cimas y valles de todo el mundo (elevar los valles sin sacrificar los picos)”.

En conclusión

Milton Friedman y su propuesta del Flat World acierta sólo en el 50% de su interpretación del fenómeno de la globalización. Es cierto que existen poderosas fuerzas que obligan a ciertas formas de actividad económica a descentralizarse y salir de las economías avanzadas. 4  Pero en el otro porcentaje en el que, según Florida, no acierta Friedman, resulta de desconocer el poder de la concentración (clustering).5  En todo caso, ya no se trata sólo de la “clusterización” de empresas, sectores o industrias, sino –y mucho más importante–, el de la creatividad humana y el talento (economía creativa).

Habría que afirmar en todo caso que aquella relación valle – pico se replica también dentro de las propias mega-regiones. Hay valles en las zonas más conectadas y pueden haber picos en territorios emergentes. Las mega-regiones no son, en ningún caso, homogéneas. La Nueva York de Manhattan no es igual a la de Queens por ejemplo.

¿Han sido estos autores y sus teorías cooptados por fuerzas de poder? Toda esta reflexión sobre la ubicación puede resultar injusta de cara a territorios, instituciones, emprendedores, ecosistemas creativos, etc., que están empujando y se perciben insertos en la escena global. Quizás el mundo es, al tiempo, circular, plano y puntiagudo. Mundo Versión 3.0.

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  1. A Flat World, a Level Playing Field, a Small World After All, or None of the Above? A Review of Thomas L. Friedman’s The World is Flat (marzo de 2007).
  2. Según predicciones de la ONU, en el año 2030 más de los dos terceras partes de la población mundial (4400 millones de personas) serán urbanitas.
  3. Para el año 2025, el mundo estará mucho más concentrado en torno a megaregiones que ahora” (p. 79).
  4. En todo caso habría que decir que esto no es necesariamente nuevo, quizás antes por argumentos geográficos y ahora por costos o facilidades.
  5. Michael Porter afirmó a Business Week en 2006 que la economía global acelera el proceso de concentración de los núcleos. Él habla de la ventaja jurisdiccional, las bondades de un territorio que no pueden copiarse fácilmente.